TALLER 2: EL JUEZ INTERIOR Y LA HERIDA DE VERGÜENZA

​

 

Cuando en nuestra infancia cualquier manifestación de nuestra energía no ha sido acompañada con amor y curiosidad, una parte dentro nuestro se ha protegido creyendo que había algo en nosotros que era inadecuado.

​

A menudo, nuestras expresiones más auténticas y vitales —nuestro instinto, nuestra fuerza poderosa, nuestra creatividad, nuestra voz, nuestro llanto, nuestro amor vibrante y pulsante, nuestro despertar sensorial y sexual— no fueron vistas como la maravilla que son por quienes nos cuidaban.

​

En lugar de reconocer nuestra vitalidad y ayudarnos a contenerla o encauzarla, crecimos en una cultura juzgante y rechazadora:

¡Niño, niña, pórtate bien! No le hagas esto a mamá o a papá. No te toques. No te enfades. Deja de hablar ya. Mira que eres pesado. ¿Quieres hacer el favor de comportarte? ¡A ver si te van a ver!

​

Y no es que nuestros padres o educadores fueran inadecuados; simplemente estaban repitiendo el mismo ciclo de violencia, inconsciencia y desconexión del que ellos mismos habían sido víctimas.

​

Nadie les había dicho nunca algo así:

​

¡Uau, mi amor, veo la cantidad de fuerza, de dolor o de belleza que hay en tu grito o en tu llanto, ¿es esto? Quizás lo que necesitas ahora es un abrazo, ¿es esto? O tal vez necesitas que pataleemos juntos sobre unos cojines gritando y bailando, ¿es esto? ¿Qué te ha pasado? ¿Necesitas que te escuche con amor y presencia, es esto?

Tal vez solo necesitas que te escuche reconociendo tu pulsación, tu mundo emocional, sin consolarte ni recomendarte nada… para que descubras que estás profundamente vivo, para que entiendas lo que significa ser humano y empieces a percibir tu sensibilidad y los mensajes de tus emociones, ¿es esto? Estoy aquí contigo y quiero acompañarte a ser y descubrir el ser maravilloso que eres.

​

​

Ahora te pregunto:

¿Te imaginas aprender a hablar con tus partes vergonzosas de esta manera?

​

En este taller te invito a darte cuenta de que existe en ti la capacidad de acercarte con amor, curiosidad y compasión a tu niño y niña interior, ayudándole a descubrirse y expresarse.

​

Nos adentraremos en este viaje tan necesario para recuperar la autoestima y la vitalidad, de una forma segura, con ternura y paso a paso. Porque la salud emocional y relacional no es lo que nos pasa, sino cómo nos relacionamos con lo que nos pasa.